Tras una decepcionante derrota por 3-0 el pasado miércoles en Eindhoven D2, el rival de hoy es el Aquisgrán. En los tres enfrentamientos anteriores, el PSV había sido superior, pero aun así sólo sumó 4 de 9 puntos. Desde el saque inicial, el PSV tomó la iniciativa y combinó enérgicamente. Esto se tradujo en una ocasión para Arne, que recibió un balón despejado, pero el guardameta del Aquisgrán atajó hábilmente. A los quince minutos, el PSV marcó el 1-0 con un disparo desde la frontal del área. A partir de ese momento, las combinaciones no resultan tan fluidas y el PSV empieza a jugar contra sí mismo. El PSV tuvo una buena oportunidad antes del descanso, cuando Greg quedó libre, pero tocó el balón demasiado adelantado para que el portero del Aquisgrán pudiera intervenir. El juego del PSV se volvió cada vez más lento y no hubo ocasiones reales, por lo que nos fuimos al descanso perdiendo 1-0. En la segunda parte, el PSV volvió a combinar demasiado en espacio reducido (o ésa era la misión) y descuidó los espacios, lo que provocó demasiados duelos, en los que los hombres de Aquisgrán sí se mantuvieron firmes. También, como el miércoles pasado, hay demasiado poco movimiento sin el balón y entonces se hace difícil conseguir un buen resultado. Alrededor de los 10 minutos de la segunda parte, el Aachen consigue un tiro libre en la banda que un jugador remata en el segundo palo. Instantes después, el Aachen lanza una falta desde unos 25 metros a la escuadra y el partido queda decidido. Momentos más tarde, el 4-0 se convierte en el tercer gol del Aachen. El PSV tiene otra oportunidad a través de Niels, pero ésta tampoco puede ser aprovechada. El PSV empuja un poco más en los últimos compases, pero le falta convicción, como el miércoles pasado. Por segunda vez esta semana, fuimos superados, especialmente en términos de intensidad y agresividad. Vamos chicos, habéis demostrado en los meses de invierno que podéis hacerlo a través de una buena serie. Ahora demostrad que podéis hacer lo mismo en primavera o es que aquí estamos sufriendo el síndrome primaveral.
Informe cortesía de Eric Zeegers